Crónica de Berna González Harbour no El País de hoje, sob o título La hipocresía de
Europa.
«Cuando Estados Unidos y Europa lograron el increíble éxito de que el Consejo de
Seguridad de la ONU autorizara la operación en Libia, en un movimiento que aún
guarda un coste monumental para la siguiente revolución (la siria), lo hizo con
base a un elemento clave: los civiles. Esa fue la palabra mágica para que Rusia
y China, los dos gigantes díscolos del club, tragaran con una intervención que
realmente no querían. Fue así como, el 17 de marzo de 2011, el Consejo de Seguridad permitió "tomar
todas las medidas necesarias" en Libia para "proteger a los civiles y a las
áreas pobladas bajo amenaza de ataques". Con esas pinzas diplomáticas se sostuvo
frágilmente la operación militar que arrancó el 19 de marzo, dos días después, y
que desbordó ampliamente la "exclusión aérea" aprobada con la excusa de proteger
a los civiles por doquier. Muerte de Gaddafi incluida.
No pasó mucho tiempo más para que, el 26 de marzo, barcos de la OTAN, entre
ellos la fragata española Méndez Núñez, recibieran una alerta para
socorrer una barca cargada de refugiados que intentaban huir de la guerra libia.
Unos setenta náufragos estaban en peligro, sin agua ni comida, y fueron muriendo
sin socorro, sin que que nadie se tomara la molestia de movilizar sus
helicópteros o barcos de salvamento para rescatarles, como ha reflejado la investigación del Consejo de Europa.
Cómo esos ciudadanos habían abandonado el estatus de "civiles" dignos de una
intervención militar de la OTAN para pasar al de "inmigrantes", indeseados, a
los que cerrar el paso e inmerecedores del movimiento de una fragata, es la
pregunta que hoy debemos responder. La OTAN ya ha hablado y ha reconocido que
alertó a los buques situados en la zona. El Ministerio de Defensa español lo
niega. Unos y otros deben dar una explicación creíble si quieren borrar la
sospecha de la gigantesca hipocresía europea ante la
inmigración.»