Nos 40 anos sobre
a morte de Pablo Neruda
Foto em L'Humanité de hoje
Tu És em Mim Profunda Primavera
O sabor da tua boca e a cor da tua pele,
pele, boca, fruta minha destes dias velozes,
diz-me, sempre estiveram contigo
por anos e viagens e por luas e sóis
e terra e pranto e chuva e alegria,
ou só agora, só agora
brotam das tuas raízes
como a água que à terra seca traz
germinações de mim desconhecidas
ou aos lábios do cântaro esquecido
na água chega o sabor da terra?
Não sei, não mo digas, tu não sabes.
Ninguém sabe estas coisas.
Mas, aproximando os meus sentidos todos
da luz da tua pele, desapareces,
fundes-te como o ácido
aroma dum fruto
e o calor dum caminho,
o cheiro do milho debulhado,
a madressilva da tarde pura,
os nomes da terra poeirenta,
o infinito perfume da pátria:
magnólia e matagal, sangue e farinha,
galope de cavalos,
a lua poeirenta das aldeias,
o pão recém-nascido:
ai, tudo o que há na tua pele volta à minha boca,
volta ao meu coração, volta ao meu corpo,
e volto a ser contigo a terra que tu és:
tu és em mim profunda primavera:
volto a saber em ti como germino.
in "Os Versos do Capitão"
Dicho en Pacaembu (Brasil, 1945)
(Canto General)
Cuántas cosas quisiera decir hoy, brasileños,
cuántas historias, luchas, desengaños, victorias
que he llevado por años en el corazòn para decirlos, pensamientos
y saludos. Saludos de las nieves andinas,
saludos del Océano Pacífico, palabras que roe han dicho
al pasar los obreros, los mineros, los albañiles, todos
los pobladores de mi patria lejana.
Qué me dijo la nieve, la nube, la bandera?
Qué secreto me dijo el marinero?
Qué me dijo la niña pequeñita dándome unas espigas?
Un mensaje tenían: era: Saluda a Prestes.
Búscalo, me decían, en la selva o el río.
Aparta sus prisiones, busca su celda, llama.
Y si no te permiten hablarle, míralo hasta cansarte
y cuéntanos mañana lo que has visto.
Hoy estoy orgulloso de verlo rodeado
de un mar de corazones victoriosos.
Voy a decirle a Chile: “Lo saludé en el aire
de las banderas libres de su pueblo”.
Yo recuerdo en París, hace años, una noche
hablé a la multitud, vine a pedir ayuda
para España republicana, para el pueblo en su lucha.
España estaba llena de ruinas y de gloria.
Los franceses oían mi llamado en silencio.
Les pedí ayuda en nombre de todo lo que existe
y les dije: “Los nuevos héroes, los que en España luchan, mueren,
Modesto, Líster, Pasionaria, Lorca,
son hijos de los héroes de América, son hermanos
de Bolívar, de 0′Higgins, de San Martín, de Prestes”.
Y cuando dije el nombre de Prestes fue como un rumor, inmenso
en el aire de Francia: París lo saludaba.
Viejos obreros con los ojos húmedos
miraban hacia el fondo del Brasil y hacia España.
Os voy a contar aún otra pequeña historia.
Junto a las grandes minas de carbòn, que avanzan bajo el mar
en Chile, en el frío puerto de Talcahuano,
llegò una vez, hace tiempo, un carguero soviético.
(Chile no establecía aún relaciones
con la Uniòn de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Por eso la policía estúpida
prohibiò bajar a los marinos rusos,
subir a los chilenos.)
Cuando llegò la noche
vinieron por millares los mineros desde las grandes minas,
hombres, mujeres, niños, y desde las colinas
con sus pequeñas lámparas mineras,
toda la noche hicieron señales encendiendo
y apagando
hacia el barco que venía de los puertos soviéticos.
Aquella noche oscura tuvo estrellas:
las estrellas humanas, las lámparas del pueblo.
Hoy también desde los rincones
de nuestra América, desde México libre,
desde el Alto Perú sediento,
desde Cuba, desde Argentina populosa,
desde Uruguay, refugio de hermanos asilados,
el pueblo te saluda, Prestes, con sus pequeñas lámparas
en que brillan las altas esperanzas del hombre.
Por eso me mandaron por el aire de América,
para que te mirara y les contara luego
còmo eras, qué decía su capitán callado
por tantos años duros de soledad y sombra.
Voy a decirles que no guardas odio.
Que sòlo quieres que tu patria viva.
Y que la libertad crezca en el fondo
del Brasil como un árbol eterno.
Yo quisiera contarte, Brasil, muchas cosas calladas,
llevadas estos anos entre la piel y el alma,
sangre, dolores, triunfos, lo que deben decirse
los poetas y el pueblo: será otra vez, un día.
Hoy pido un gran silencio de volcanes y ríos.
Un gran silencio pido de tierras y varones.
Pido silencio a América de la nieve a la pampa.
Silencio: La Palabra al Capitán del Pueblo.
Silencio: Que el Brasil hablará por su boca.
Vídeo do Comício do Pacaembu
(S.Paulo) em 1945 onde Neruda leu o poema acima.