Ora tomem lá a confiança !
30 julho 2013
No «El País Semanal»
Crónica da escritora
Almudena Grandes
sobre este tempo selvagem
Almudena Grandes
sobre este tempo selvagem
«Es una oportunidad, le dijo su padre, una oportunidad, insistió su madre, una oportunidad, concluyó ella misma.
Hace seis años, Isabel trabajaba en una tienda de ropa de una gran
cadena, en un centro comercial del Puerto de Santa María. Aquel trabajo
se le daba tan bien, y le gustaba tanto, que compensaba con creces los
90 kilómetros, casi dos horas en cuatro trayectos de ida y vuelta entre
Rota y El Puerto, que tenía que hacer a diario. Entonces, un buen día,
empezó a oír hablar de la crisis como de un animal mitológico, un país
lejano, una tormenta que apenas se insinuaba en el inmaculado horizonte
de un cielo azul y veraniego. ¿Qué pasó después? Todavía no es capaz de
explicárselo. Todavía no ha cumplido 30 años y ya lleva cinco en el
paro.
Durante cinco años, el paro ha sido para Isabel un desierto plano e
infinito, sin forma y sin relieve, un paisaje absolutamente estéril
donde, por no haber, ni siquiera subsiste el espinoso esqueleto de algún
matorral seco. Nada por delante, nada a los lados, nada por arriba y
nada por abajo, nada. Y no será porque no lo haya intentado. Todos los
supermercados, todas las oficinas, todas las tiendas y hasta las farolas
de su pueblo, han dispuesto muchas veces de su nombre y su teléfono. Lo
demás, que está dispuesta a hacer cualquier cosa, lo que sea, se
sobreentiende. Por eso, cuando la llamaron de un hotel de Costa Ballena
para ofrecerle una plaza de animadora, ni siquiera se paró a pensar que
nunca había hecho nada parecido, que no tenía experiencia para
entretener a un montón de niños. Era una oportunidad, así que se
arregló, respiró hondo, le pidió prestado el coche a su padre y se fue a
hacer la entrevista. Cuando entró en aquella oficina, seguía creyendo
que estaba dispuesta a todo. Aún no sabía lo que significaba exactamente
esa palabra.
Isabel es joven, atractiva, tiene buena presencia, una voz agradable,
así que todo fue sobre ruedas hasta que llegó el momento de pactar las
condiciones económicas del trabajo.
Después, durante un rato, tampoco pasó nada, porque necesitó algún tiempo para procesar lo que estaba escuchando, y sumar, y restar, y comprender al fin qué clase de oportunidad le habían puesto entre las manos.
Después, durante un rato, tampoco pasó nada, porque necesitó algún tiempo para procesar lo que estaba escuchando, y sumar, y restar, y comprender al fin qué clase de oportunidad le habían puesto entre las manos.
–Pero… Si entro a las nueve y media, y salgo a las nueve y media
–recapituló en voz alta–, no puedo venir en autobús porque no me encajan
los horarios.
–Ya, pero me has dicho que conduces y tienes coche.
–Sí, eso sí, pero… Claro, son doce horas…
–Once –su interlocutor seguía impertérrito, una sonrisa tan firme
como si se la hubieran tatuado encima de los labios–, porque tienes una
para comer.
–Claro –volvió a repetir ella–, pero en una hora, entre ir y volver…
No me merece la pena comer en Rota, así que tendría que tomarme aquí un
bocadillo.
–Claro –el hombre sentado al otro lado de la mesa pronunció aquella
palabra por tercera vez–, o lo que quieras. Podrías traértelo de casa,
porque el empleo no incluye la comida.
–Claro –y nada estuvo nunca tan oscuro–. Pero entre lo que me gasto
en gasolina, en comida… –antes de llegar a una conclusión definitiva
pensó que todavía le quedaba un clavo al que agarrarse–. ¿Y la Seguridad
Social?
–Una hora.
–Una hora… ¿Qué?
–Te aseguramos una hora por cada día trabajado.
Isabel recapituló para sí misma. La oportunidad que le estaban
ofreciendo consistía en trabajar 11 horas diarias, sin transporte y sin
comida, por 350 euros al mes y una cotización 10 veces inferior a la que
le correspondería. No se lo podía creer, pero todavía le quedaba una
pregunta.
–Perdone, pero… ¿Esto es legal?
Su interlocutor se recostó en la butaca y se echó a reír.
–Por supuesto que sí. ¿Qué te creías?
(Esta es una historia real. Isabel existe, y la oferta de empleo que
no aceptó, porque trabajar 11 horas diarias casi le habría costado
dinero, existe también. Costa Ballena está en la provincia de Cádiz, a
un paso de Sanlúcar de Barrameda, que mira a Doñana desde la otra orilla
del río Guadalquivir. Para llegar a la ermita del Rocío desde allí,
sólo hay que atravesar el Coto, y por eso tengo el gusto de dedicarle
este artículo a doña Fátima Báñez, devota rociera, autora de la reforma
laboral en vigor y ministra de Trabajo del Gobierno de España).
O que eles mereciam e ...
... o que, pela certa,
não vai acontecer
No Público
online lia-se ontem que «Governo retoma
briefings
diários quarta-feira». Se
nos «media» prevalecesse um módico de dignidade, as suas direcções
o que deviam mandar dizer ao Pedro Lomba é que «se
não quiseram dar a cara nos dias em que tínhamos mais perguntas
para fazer, fiquem agora a falar sozinhos».
29 julho 2013
Um livro estrangeiro por semana ( )
The Iraq Papers
Edição da Oxford University Press, USA,
$9,95 em paperback
$9,95 em paperback
Apresentação do editor: «No foreign policy decision in recent history has had greater
repercussions than President George W. Bush's decision to invade and
occupy Iraq. It launched a new doctrine of preemptive war, mired the
American military in an intractable armed conflict, disrupted world
petroleum supplies, cost the United States hundreds of billions of
dollars, and damaged or ended the lives of hundreds of thousands of
Americans and Iraqis. Its impact on international politics and America's
standing in the world remains incalculable. The Iraq Papers offers a compelling documentary narrative and interpretation of this
momentous conflict. With keen editing and incisive commentary, the book
weaves together original documents that range from presidential
addresses to redacted memos, carrying us from the ideology behind the
invasion to negotiations for withdrawal. These papers trace the rise of
the neoconservatives and reveal the role of strategic thinking about oil
supplies. In moving to the planning for the war itself, the authors not
only provide Congressional resolutions and speeches by President Bush,
but internal security papers, Pentagon planning documents, the report of
the Future of Iraq Project, and eloquent opposition statements by
Senator Robert Byrd, other world governments, the Non-Aligned Movement,
and the World Council of Churches. This collection addresses every
aspect of the conflict, from the military's evolving counterinsurgency
strategy to declarations by Iraqi resisters and political figures-from
Coalition Provisional Authority orders to Donald Rumsfeld's dismissal of
the insurgents as "dead-enders" and Iraqi discussions of state- and
nationbuilding under the shadow of occupation. The economics of
petroleum, the legal and ethical questions surrounding terrorism and
torture, international agreements, the theory of the "unitary
presidency," and the Bush administration's use of presidential signing
statements all receive in-depth coverage.The Iraq War has reshaped the domestic and international landscape. The Iraq Papers offers the authoritative one-volume source for understanding the conflict and its many repercussions.»
28 julho 2013
27 julho 2013
Mérito de Pacheco Pereira
Agora bem escrito o que
ando a tentar dizer há seis dias
ando a tentar dizer há seis dias
«(...) Há uma obscena falta de vergonha incrustada no texto da moção de confianças que o governo vai apresentar e que, por si só, é um retrato de uma política que, após as ingenuidades e ignorâncias iniciais, tem sido feita pelo dolo, para a manipulação e para o engano. (...) O que esta moção nos diz é uma completa mistificação desde a primeira letra . Diz-nos que havia um ciclo político pensado em duas fases: uma, o cumprimento do «programa», outra, o desenvolvimento e o crescimento. A crise governativa das últimas semanas foi o rito de passagem, a perda da pele de serpente, que permitiu abandonar a velha pele, para fazer reluzir a segunda. Ou seja, ainda bem que houve esta crise, catártica na sua bondade, para podermos, limpos e lustrais, apresentar um «novo ciclo» aos portugueses. Nada disto é verdade, nem o «programa» foi cumprido, bem longe disso, nem este «novo ciclo»estava previsto nestes termos na programação governativa., nem as vítimas da «austeridade» podem esperar qualquer alívio, nem as vítimas que se seguem, as da «reforma do Estado», podem escapar à desvalorização do seu trabalho e ao desemprego. O programa real continua, o virtual vem aí. (...)».
José Pacheco Pereira, hoje no Público
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