21 março 2013

O PCP hoje na AR

Não é um simples grito de alma,
é uma
inadiável exigência popular



"É preciso acabar com este governo
e com esta política,
antes que acabem com o País."

Francisco Lopes, hoje na AR
(Aqui, projecto de Resolução do PCP
 discutido hoje na AR)




Bernardino Soares, hoje na AR
(ou aqui)

Grande jogada

Ó (r)Elvas, Ó (r)Elvas, perdão,
ó Seguro, ó Seguro, Sócrates à vista


Declarações politicamente correctas:

António José Seguro : «Ter sido primeiro-ministro não se pode converter numa capitis diminutio de um cidadão no exercício dos seus direitos de intervenção no espaço público e na intervenção política. Estou certo que o meu camarada José Socrates virá enriquecer e dar mais diversidade ao panorama do comentário político em Portugal».

Miguel Relvas: « Não fui previamente informado ou consultado sobre esta escolha que pertence exclusivamente aos órgaos da RTP com competência nesta matérias. Jamais interferi e jamais interferirei  na autonomia da RTOP em matéria de informação e programação».

José Sócrates: « Não percebo o espanto por eu não ir ter qualquer remuneração pelos comentários que passarei a fazer na RTP. Julgava eu que, num tempo em que se procura diminuir e achincalhar todos os políticos, se entendesse que, desta forma, procuro sinalizar que há quem seja capaz de se mover apenas pelo gosto de contribuir para a reflexão colectiva sobre os problemas do país.»

Desabafo de um telespectador
"comum" após o primeiro programa
« Não fixei nada do que ele disse,
só sei que voltou !»


20 março 2013

Há 10 anos, começava a guerra contra o Iraque

Um texto que vale a pena ler


A primeira página do Avante!  dedicada à grande manifestação de 15 de Fevereiro realizada em Lisboa e em cuja primeira fila desfilaram Carlos Carvalhas, Mário Soares, Maria de Lurdes Pintasilgo e Francisco Louçã. Ferro Rodrigues não compareceu porque à mesma hora teve um encontro com Durão Barroso, então primeiro-ministro.

Juan Diego Botto*
Se cumplen diez años de la invasión de Irak. Diez años de aquel acto ignominioso que produjo cientos de miles de muertos y millones de desplazados, aquella guerra que destrozó todas las estructuras sociales que sostienen un país. En su momento, la invasión fue descrita como un golpe de Estado internacional. EE UU y sus escasos aliados se enfrentaban al mayor rechazo jamás organizado contra una guerra, muy por encima incluso del que en su día se vivió contra la intervención norteamericana en Vietnam. Quizá por ello pusieron todo su poderío propagandístico, político, diplomático y militar encima de la mesa para ganar una batalla que para ellos tenía tanto valor estratégico y económico como simbólico. Torcieron la ley internacional con mentiras de corto recorrido para entrar a sangre y fuego en el país donde, entre el Tigris y el Éufrates, nació nuestra civilización.
No creo estar exagerando. Las armas de destrucción masiva que justificaban la intervención, aquellas armas que nuestro presidente de entonces nos juró que existían, aquellas que iban a ser usadas de forma inminente contra la humanidad, nunca fueron halladas. No existían. Después llegaron los crímenes de guerra, el asesinato de periodistas, protegidos por las leyes internacionales que rigen las guerras, los casos de torturas y los asesinatos indiscriminados de civiles por parte de tropas regulares o de mercenarios. Y después, cuando todo se derrumbó, los conflictos sectarios.
“No queda nada, casi todos mis amigos están muertos o se han ido, no hay nadie al otro lado del teléfono cuando marcas números de Irak, ya nadie deja las puertas de las casas abiertas, los teatros están vacíos, no hay música, solo hay miedo”. Así me hablaba hace unos años Jamal, un amigo bagdadí que ahora reside en Noruega. Jamal pasó por la cárcel de Abu Ghraib, sufrió en sus carnes la tortura y le ha costado mucho esfuerzo enterrar sus lágrimas para seguir adelante, para no derrumbarse cada día al recordar una vida que ya no volverá en un país que ya no existe. No era él un hombre afín al régimen, de hecho no se libró de las cárceles de Sadam, pero desde el primer momento se opuso a la entrada de tropas invasoras en su país. Hoy, en la distancia, Jamal trata de educar a sus dos hijos en el amor a un pueblo que ellos casi no recuerdan.
Han pasado diez años de la guerra de Irak, diez años del NO A LA GUERRA. Una redactora de EL PAÍS me ha pedido que hable de lo que supuso el activismo de aquellos años, qué relevancia tuvo la protesta que tantos ciudadanos llevamos a cabo en España. Pero me da pudor hablar de nosotros, no puedo evitarlo, no puedo dejar de pensar en ellos, que lo perdieron todo y que lo entregaron todo. En ellos, por quienes nos manifestábamos.
Con respecto a nosotros, solo puedo decir que mereció la pena. Una y mil veces mereció la pena. Uno no lucha por la justicia solo porque crea que tiene opciones de triunfar, sino precisamente porque cree que los motivos de la movilización son merecedores de esa lucha. Ganar no es la medida de lo digno, de lo noble, de lo justo. Solo diré que vencimos en dignidad, en dejar claro que el pueblo español, de forma mayoritaria, rechazaba la guerra.
Aquello permitió que hoy podamos mirarnos a la cara sabiendo que hicimos todo lo posible. Aquello tejió redes de solidaridad y de activismo que se mantienen a día de hoy, y supuso la mayor implicación en la vida pública de toda una generación, así como su despertar a la política. Y cuando digo política me refiero a la política, a la actitud que se preocupa por lo colectivo no en sentido partidista.
Aquello permitió a toda una generación aprender algo que hoy es más importante que nunca: la realidad la debemos configurar nosotros y no delegarla en otros cuyos intereses son muy distintos a los nuestros. La historia es lo que nosotros, con nuestra implicación y lucha, hacemos de ella y depende de nosotros cambiar las cosas. Si creen que estoy exagerando, simplemente háganse esta pregunta: ¿Qué pensarías de ti mismo si nunca hubieras gritado NO A LA GUERRA?
*Juan Diego Botto, actor, participó activamente en las movilizaciones contra la guerra de Irak.
No El País de hoje.

Mais do que um nome, uma vida de combate

Salut Angela !




entrevista aqui

Rima e é verdade

Vale a pena dizer não,
coisa que Passos e Gaspar
nunca aprenderão




A notícia não o diz mas, entre os 36 votos contra, estiveram os 28 votos do AKEL, o partido comunista de Chipre.

Um livro estrangeiro por semana ( )

Um clássico e o seu

desenvolvimento espanhol





La CIA y la guerra fría cultural, de la periodista británica Frances Stonor Saunders (Debate, 2013) es una nueva edición del polémico libro publicado en el año 1999 y en el que su autora nos ofrece una investigación que duró más de 5 años y que muestra con todo lujo de detalles cómo la CIA “infiltró todos los nichos de la esfera cultural durante los años de la posguerra”. (600 págs,. 22,90 E.)





Según Arthur J. Schlesinger, el Congreso por la Libertad de la Cultura (1950-1967) representó la inversión más rentable, inteligente y exitosa de todos los gastos de la CIA. Como la principal organización-fachada de la Agencia en el campo de la cultura durante la Guerra Fría, este organismo consiguió una promoción muy eficaz, por camuflada, de ciertos valores afines a los objetivos de EE.UU. Esta obra constituye la primera aproximación desde la perspectiva hispánica a este capítulo clave de la posguerra. Partiendo de la revista Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura (1953-1965), publicación financiada por la CIA a través de la Fundación Fairfield, se recorre la acción ideológica del Congreso por la Libertad de la Cultura en América Latina y se analizan los «puentes» tendidos por este organismo hacia la disidencia en la España franquista. Este estudio reconstruye las historias de aquellos exiliados republicanos que en mayor medida contribuyeron a la campaña estadounidense en el ámbito de la cultura, establece las relaciones entre los procesos ideológicos hispánicos y universales, y reflexiona sobre la polémica cuestión de la financiación encubierta y la autonomía de la cultura en el contexto de la Guerra Fría. (376 pgs, 22 E)


Da vasta bibliografia de Olga Glondys consta o trabalho «Relaciones entre los comités español y portugués del Congreso por la Libertad de la Cultura en las postrimerías de las dictaduras ibéricas», en Actas del Congreso Internacional Sociedades en cambio: España y Portugal en los años setenta, CEFID (UAB), 15-16 de noviembre de 2012, que teria muito interesse em conhecer mas que infelizmente não encontro online.

19 março 2013

Fechando o dia com

Jessie Ware em
Wildest Moments 

De verdade, já cansa

Planando olimpicamente
sobre um ninho de divergências



Como os leitores mais atentos terão reparado, vezes sem conta me tenho distanciado (melhor dizendo, tenho criticado) das muitas vozes que, de forma insistente mas sem contra-argumentar, movidas por preocupações e aspirações de cuja autenticidade e generosidade não quero duvidar, lançam apelos genéricos a uma «unidade» entre PS, PCP e BE para uma alternativa ao actual governo e à sua política, sempre fugindo nessas ocasiões a definirem qual é o seu posicionamento pessoal perante as conhecidas divergências e diferenças de orientação política que existem entre, grosso modo, de um lado, o PS e, do outro, o PCP e o BE.

Só para citar dois textos mais recentes, ainda no inicio deste mês, ou seja aqui em 1/3 e  aqui em 4/3, dirigi respectivamente ao Prof. André Freire e a José Vítor Malheiros um convite para que suprissem a lacuna que refiro no final do parágrafo anterior.

De passagem, devo entretanto referir que estas posições me gelam tanto mais os ossos quanto, puxando pela memória, encontro em algumas destas pessoas uma razoável coincidência entre as críticas que eu próprio tenho formulado em relação a opções estruturantes ou atitudes importantes do PS e as que eles também têm formulado.

Agora, sem novidade porque há muito que surfa esta onda, leio aqui este naco de prosa de Daniel Oliveira:


Face a isto, está na hora de estender o convite acima já  referido a Daniel Oliveira. Quanto mais não fosse pela sua profissão de comentador político, Daniel Oliveira tem todas as condições para reconstituir com detalhe e rigor quase todos os importantes temas, problemas, opções, questões e votações em que PCP e BE se diferenciaram do PS ou vice-versa. Por isso, aqui lhe apelo a que tenha a coragem clarificadora de nos contar a todos em quais é que concordou ou se sentiu mais próximo das posições assumidas pelo PCP e pelo BE e em quais é concordou ou se sentiu mais próximo das adoptadas pelo PS.

Por fim, também pela enésima vez, aqui venho espadeirar contra a sua insistente aplicação ao substantivo «alternativa» do adjectivo «credível» (que já tive ocasião de considerar absolutamente envenenado). De facto, nunca vejo estas pessoas explicarem o que significa neste âmbito o «credível». «Credível» como, aos olhos de quem e segundo que critérios ? É que, por certos padrões, as alternativas propostas pelo PCP ou pelo BE, a muitos olhos, nunca serão «credíveis» não por causa da real natureza das propostas mas pela noção de que sózinhos não chegam lá. Se fôr isso que estejam a pensar, os utilizadores do «credível» passem antes a trocar as coisas por miúdos e substituam esse adjectivo por «moderada» ou mesmo «muito moderada» que é a forma delicada de dizer que não devem pôr em causa as grandes opções e orientações até aqui seguidas pelo PS.

Estou francamente cansado de pregar no deserto. Se, como é provável, a avaliar pela experiência anterior, estes meus pacatos desafios continuarem a cair em saco roto, não voltarei a escrever nada de novo sobre o assunto, apenas, de cada vez que houver razão para isso,  republicarei este post até cansar o juízo de toda a gente.

Em luta contra os, além do mais, imbecis

Chipre: de mãos no ar mas
não em sinal de rendição




Outra viagem aos arquivos

Palavras antigas sobre um 
truque velho como a Sé de Braga

Ao ler, algo arrepiado, o recente
 "
Manifesto para a Democratização do Regime",
aqui e aqui comentado em alguns
 aspectos, e ao ouvir ontem na TVI 24
um dos seus promotores
(Henrique Neto, meu  estimável
companheiro  de luta  antifascista
 e dos primeiros tempos a seguir
 ao 25 de Abril),
lembrei-me que, como o
 tempo passa e novas gerações
 vão chegando à vida política,
 pode haver quem pense que as generalizações
 e amálgamas sobre a Assembleia da República
 e os deputados são derivas ou pulsões recentes.
E vai daí, e só a pensar nessas situações,
e mesmo sem ir buscar textos bastante
 mais antigos, lembrei-me que podia
ter alguma utilidade reproduzir
 a crónica que há 14 anos escrevi
no
Avante! e em que agora o
que menos interessa é o nome
da pessoa então circunstancialmente
visada, só interessando
 quando muito as observações
 por mim então formuladas.

Caprichos de uma pluma
(in Avante! de 17.12.98)

Ao lermos, no último «Expresso», a crónica que Clara Ferreira Alves escreveu sobre «Os Senhores Deputados», demos connosco a pensar que os autores de diatribes contra «a Assembleia» ou «os deputados» escrevem sempre, não apenas no pressuposto do sucesso fácil, mas sobretudo na certeza da dificuldade de alguém poder fazer a «defesa» da «Assembleia», isto é do órgão e de todas as suas decisões ou atitudes ou dos «deputados», isto é, de todos os deputados.
E isto porque a maior parte destes autores gostam muito de esquecer que a Assembleia da República é o único órgão de soberania de composição plural, pelo que, em geral, o seu pior e o seu melhor se ficam a dever, não tanto à instituição em si, mas às maiorias que nela se formam e às forças políticas que nela intervêm.

Entre outras coisas, pretexto à parte, o que impressiona na colecção de «clichés» tranquilamente repetidos pela cultíssima Clara Ferreira Alves é que ela não se tenha dado conta que quase tudo o que diz sobre a AR, longe de resultar de um esforço sério para saber quem faz o quê, como e em que circunstâncias, resulta sobretudo da «imagem» produzida pelos critérios que os «media» usam na cobertura dos trabalhos parlamentares.

E impressiona também que CFA acuse o discurso parlamentar de não pretender «alcançar mais do que o «soundbite» do telejornal e o subtítulo de jornal» e, quatro linhas à frente, já esteja a perguntar se «alguém se lembra, a propósito do aborto, da regionalização ou da famosa Europa, de uma frase, um sentido de voto,(...) determinados com clareza e sapiência na AR?», ou seja, já esteja no fundo a pedir mais e melhores «soundbites».

CFA nem sequer repara como seria cruel e injusto que alguém quisesse julgar as suas crónicas, em geral de indiscutível qualidade, com uma pergunta do género « alguém se lembra de alguma coisa inesquecível que, em 1998, tenha sido escrita na “Pluma Caprichosa”?»

Talvez Clara Ferreira Alves nunca o perceba ou nunca o reconheça, mas a sua crónica sobre «os senhores deputados» padece afinal da mesma superficialidade, da mesma demagogia e da mesma vacuidade que julga ter fustigado no que de pior ocorre de facto na vida parlamentar.

É que nós conhecemos um grupo parlamentar que, com apenas 13 deputados, consegue quase todos os anos ser o mais activo e o que apresenta um maior número de iniciativas legislativas. Nós conhecemos um grupo parlamentar, por sinal o mesmo, que honestamente ninguém poderá acusar de mergulhado na demagogia ou na «chalaça politiqueira» ou de passar o tempo «chupando os dentes de fome de poder», porque é incontestável que se alinha por assinaláveis padrões de seriedade e sobriedade e é bem conhecido por, quando muito, afiar os dentes por fome de justiça.

Conhecemos mas não dizemos o seu nome. Porque ficamos à espera que seja Clara Ferreira Alves a dizê-lo.E se e quando o fizer, terá dado então uma contribuição para punir o que merece ser punido e mudar o que precisa de ser mudado na vida política e parlamentar do país mil vezes superior à da sua cómoda crónica sobre «os senhores deputados» e à dos seus equivocados suspiros por «uma revisão completa do sistema eleitoral».