Seguindo uma batalha
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«(...) Ya en 1983, cuando el primer Gobierno de Felipe González planteó la despenalización de algunos supuestos de aborto, el 64% de los españoles se mostró partidario de que esa legalización fuera total y solo un 24% consideró que la interrupción voluntaria del embarazo debía seguir estando penada sin excepciones. Es decir, nuestra sociedad tenía ya claro que una cosa es que el aborto sea o no pecado, o moralmente aceptable o condenable, y otra muy distinta que deba ser delito. En 1985, vigente ya la reforma del Código Penal, el apoyo social a los supuestos despenalizados fue masivo. Tan solo entre los votantes del PP (y quizá, al menos en parte, por lealtad a la posición mantenida entonces por su partido en este asunto) más de la mitad se declararon opuestos a la reforma (que, con todo, fue apoyada por una sustancial tercera parte).(...) . Ler o resto aqui.
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